El Imperio Yanqui en declive: por que ?





Andamios vol.7 no.13 Ciudad de México may./ago. 2010

La gran crisis del capitalismo neoliberal

Humberto Márquez Covarrubias*


Crisis de sobreacumulación, sobreproducción y subconsumo

Desde la perspectiva marxista, la recurrencia de las crisis en el capitalismo es un acontecimiento normal y predecible. La sobreproducción se presenta como la principal contradicción del capitalismo puesto que tiende a generar una enorme capacidad productiva de mercancías —gracias al incremento de la producción y la productividad— que sobrepasa la capacidad de consumo de la población, la cual es disminuida por las políticas, como la neoliberal, que limitan el poder de compra. En última instancia, la tasa de ganancia termina por desplomarse (Bello, 2008). Por ejemplo, lo que sucede en el sector de la construcción, que produce una cantidad tal de viviendas inaccesibles a sus compradores potenciales. Otro caso relevante es el desplome de las ventas en la industria automotriz. En ambos casos, es importante advertir cómo los planes de rescate contemplan estrategias de flexibilización laboral inducidas claramente a desvalorizar la fuerza de trabajo (Katz, 2009), por lo que la crisis de sobreproducción es todavía un mal augurio en el horizonte cercano ante la previsible contención de la demanda o crisis de realización.

Existe, sin embargo, una polémica entre quienes hablan de sobreproducción y de subconsumo. En el primer caso, el objetivo del capitalismo es el desarrollo de las fuerzas productivas, con el soporte de la innovación tecnológica, por lo que la tendencia a la concentración y centralización de capital genera una capacidad de sobreproducción que obstruye la dinámica de valorización de capital y una consecuente caída general de la tasa de ganancia, esto hace necesario depurar capitales para reanimar el ciclo económico. En el segundo caso, el objetivo social es satisfacer las necesidades básicas de la población mediante el consumo, por consiguiente la tendencia a la caída del valor de la fuerza de trabajo inhibe la demanda y provoca una crisis de realización. Otros analistas, que no quedan atrapados en la dicotomía, agrupan ambos procesos como dos caras de la misma moneda: la sobreacumulación como un proceso que acrecienta la capacidad productiva, concentra y centraliza capital, incorpora fuerza de trabajo barata y nuevos territorios al proceso de acumulación centralizada, a la vez que disminuye el valor de la fuerza de trabajo y disminuye la capacidad de consumo masivo. Al problema de realización deviene la necesidad de depuración de capital y un nuevo proceso de concentración de capital. La estrategia de gestión de la crisis desde el neoliberalismo consiste en la "socialización de las pérdidas", o, como se dice últimamente, el "salvataje": el uso de recursos públicos para el rescate de empresarios y accionistas, no de empresas ni de empleos (Katz, 2009).(el FOBAPROA)


Crisis de la hegemonía estadounidense

Lo esencial del análisis, desde una perspectiva geoestratégica, es el papel del hegemón (centro vector del sistema capitalista mundial) en los procesos de hegemonía y dominación. Este punto de vista pone el acento en la estructura mundial de poder y el papel del imperialismo al interior de la arquitectura mundial del capitalismo neoliberal comandado por el capital financiero. Hay consenso en que Estados Unidos es la primera potencia militar del orbe, pero no lo hay sobre su liderazgo económico, político y cultural. En tal sentido, la crisis actual representa el declive de la supremacía de esa nación. La militarización exacerbada de las relaciones internacionales ha catapultado la función del Estado imperialista, pero también el ejercicio de un imperialismo colectivo, en defensa de los intereses del gran capital. Se trata de un abierto unilateralismo político y diplomático respaldado con la ideología del libre mercado, la democracia representativa y la globalización. Además de la imposición del dólar como divisa internacional, aunque carezca de sustento económico real. La cultura imperialista también cumple su cometido: democracia representativa, consumismo, occidentalidad, idea de progreso, ideología neoliberal, inglés como idioma universal, la vida estadounidense como modelo a seguir. Merece destacarse que Estados Unidos pierde primacía económica (como consecuencia del sobreendeudamiento, el déficit comercial y fiscal, menos innovación y pérdida de competitividad) ante Japón y la Unión Europea, pero se mantiene como poder político, militar y cultural. La crisis significa, entonces, el declive de dicho país como hegemón. Incluso para algunos autores, como Wallerstein y Arrighi, es el antecedente de un cambio de época, puesto que existe la posibilidad de la emergencia de una nueva potencia (Unión Europea o China), una nueva moneda como divisa internacional, nuevos regionalismos y una nueva institucionalidad. Aunque también exista la posibilidad o necesidad de fortalecer el dominio de Estados Unidos, bajo el espectro del imperialismo colectivo. Éste es un debate inconcluso.

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