Rosa Luxemburgo . Fragmento de su libro LA REVOLUCIÓN RUSA






En febrero de 1917 comenzó la Revolución Rusa con el derrocamiento del zarismo y la
instauración de una democracia burguesa. Pero las contradicciones sociales eran tan agudas
en Rusia que ningún gobierno capitalista tenía la menor posibilidad de resolverlas. Bajo la
dirección de Lenin y Trotsky, el Partido Bolchevique denunció ante las masas,
incansablemente, las contradicciones y errores del gobierno liberal burgués, y señaló que la
única solución era la revolución socialista.
[En octubre los bolcheviques tomaron el poder y procedieron a satisfacer las exigencias de
tierra, paz y pan elevadas por los campesinos, soldados y obreros. Pronto se vieron
embarcados en una lucha amarga y devastadora por la supervivencia de la revolución.
Tuvieron que combatir al Ejército Blanco180 contrarrevolucionario apoyado por las tropas
invasores de catorce naciones.
[Rosa Luxemburgo, todavía encerrada en su celda de Alemania, seguía con tremendo
entusiasmo el desarrollo de la Revolución, y también con mucho temor de que no pudiera
resistir a la furiosa embestida de sus enemigos si no acudía pronto en su ayuda la
revolución en Europa Occidental, especialmente en Alemania. Todo lo que escribió sobre
Rusia desde febrero de 1917 hasta noviembre de 1918 tenía el objetivo de extraer
enseñanzas de la Revolución Rusa y movilizar a los obreros alemanes; los instaba a
emprender la acción, en beneficio de ellos mismos y de la vanguardia combatiente de la
revolución mundial, el proletariado ruso.
[No mezquinó palabras en su condena a los “Kautskys rusos” (los mencheviques), que
declaraban que Rusia no era capaz de llegar al socialismo y en consecuencia saboteaban todo
esfuerzo por avanzar. Elogiaba sin reservas a los bolcheviques y reconocía la importancia
mundial de la tarea histórica que habían encarado. A eso se refiere exactamente cuando
termina su folleto diciendo: “el futuro pertenece en todas partes al ‘bolchevismo’.”
[Rosa Luxemburgo percibió claramente la grandeza esencial de la Revolución Rusa, y
reconocía que su curso podría haber sido muy distinto si los obreros alemanes hubieran
acudido en auxilio de sus camaradas rusos. Al mismo tiempo, mantenía una posición muy
crítica sobre algunos aspectos de la política bolchevique de gobierno, como lo expresa en el
borrador inconcluso de “La Revolución Rusa”.
180 Ejército Blanco se llamaba a las fuerzas contrarrevolucionarias en Rusia después 
de la Revolución de Octubre

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